Recuerdo el día que se inauguró el nuevo Subte de la línea A, fui solamente para fotografiar a los ídolos populares que habían sido retratados. Y no me tocó ninguno de estos vagones. Me quedé un buen tiempo pero nada. Recién ayer, 20 de julio pude sacar la foto deseada: Anteojito entre los ídolos de la cultura popular. Antes que enviar un link, que puede ser retirado de la fuente original en cualquier momento y anularía el sentido de este post, reproduzco la nota del Diario Clarín del 24 de febrero de este año:
"Primero fueron las lucardas, después algunas paredes de dos
estaciones de la Línea H, aún sin inaugurarse. Martín Ron (32), como
todos los artistas convocados para hacer arte en los subtes,
pidió más: “Che, estaría bueno pintar un tren, ¿no?”, preguntó, sabiendo
que al “no” ya lo tenía. Seis meses después lo llamaron y se presentó
en “Corralín”, el taller de reparaciones de subtes de la Línea A, en una
esquina entre Parque Chacabuco y Caballito.
“Una cosa es verlo en el andén y otra muy distinta es tenerlo ahí, delante tuyo.
Tenía que pintar cien metros en pocas semanas.
Pero todo trabajo es una aventura y acepté sin dudarlo”, dice Ron. Era
como pedirle una cita a Luciana Salazar, encontrarse con un sorpresivo
sí y no saber qué hacer, dónde llevarla, cómo vestirse. Esta vez, el
mural a realizar se transportaría de estación en estación. Él contaba
con la autorización que soñaría cualquier artista de la pintura.
El viernes 11 de enero fue la última vez de más de cien vagones de la Línea A,
con puertas que se abrían manualmente y pisos de madera. Funcionaron
durante cien años y se fabricaron en Bélgica. Desde ese día, y hasta el 9
de marzo, no habrá Línea A. En ese lapso el Gobierno porteño trabaja en
la compra de vagones chinos y en restaurar algunos pocos (los Fiat más
nuevos), que continuarán tras el regreso. Tendrán aire acondicionado y
cámaras de seguridad. Y algunos de ellos, mucho de arte. Para un tren,
se aplicaron con técnicas mixtas y stencils. “El otro tuvo una consigna:
100 años, 100 metros, 100 ídolos personales de la cultura ”, detalla Ron.
Ahora
es última hora del jueves y el tren está ahí, con sus personajes y sus
autores. Está Carlitos Tevez, pero no está Riquelme; está Susana
Giménez, pero falta Mirtha Legrand. No faltan Messi, Borges, Cacho
Castaña, Iorio, “el Flaco” Spinetta, Quinquela Martín, entre muchos
otros.
El subte es casi todo celeste, con algo de blanco y un sol en el medio,
como la bandera. Y los retratos arriba, por todos lados. “La idea era
hacer el ‘tren’ de Argentina. Que cada pasajero se pusiera a buscar a su
referente”, cuenta Mariano Gasolo, (36), de los artistas oriundos de
Tres de Febrero que participaron del proyecto.
En toda Latinoamérica no hay subtes trabajados por muralistas;
en Europa sí. Se trata, además de mostrar el arte urbano en el subte,
de una tendencia que comienza a crecer. Arriba y debajo de la tierra.
“Muchas veces es más productivo hacer un mural”, aclara Ron. “Para el
vecino es el mismo gasto que pintar la pared de blanco, y el mural se
respeta. Si lo hace se ahorra el problema de que le pinten grafitis. El
arte urbano ya está en otra fase, es mucho más estético”. Con los subtes
lo mismo. Muchos estaban pintados por grafiteros. Puede que éste sea un
comienzo para incentivar a que los artistas presenten sus proyectos.
Cuando
era niño, las paredes de las calles donde se crió Ron decían siempre lo
mismo: “En Tres de Febrero, Curto Intendente”, “Almagro no existís” y
“Estudiantes capo”, por Estudiantes de Buenos Aires, el equipo de
Caseros que milita en la Primera “B”. Cuando se aburrió de pintar a
Batman y a Súperman, sus padres lo mandaron a la casa de una maestra de
dibujo que vivía en el barrio. A los 13 pintó su primer mural: una
calavera en su cuarto. Los compañeros del curso lo invitaban a pintar
sus piezas. O banderas de bandas que seguían en recitales. Después, ya
recibido, se metió en las convocatorias del Municipio de Tres de
Febrero, donde ya se lucen más de 80 murales con su firma.
Luego, comenzó a retratar a ídolos populares. Ahora sueña a lo grande:
pintar a Leo Messi en Barcelona, a metros del estadio Nou Camp. Total,
dice, como cuando pidió pintar el subte, el “no” ya lo tiene."